domingo, 12 de julio de 2015

El medievo empezó antes.

Cuenta la historia que en 476 DC, con la caída del Imperio Romano de Occidente, empieza la Edad Media europea. También cuenta que la etapa se caracterizó por el dominio de la religión sobre cualquier otra forma de pensamiento.
Muchos historiadores están de acuerdo en que la fecha sólo es una referencia y se tienen, al menos, tres o cuatro siglos de acontecimientos, previos, que hicieron posible la caída del Imperio y el surgimiento del nuevo orden social.
Como parte de estos cambios se citan frecuentemente las conquistas militares, las revueltas de los esclavos, el surgimiento del cristianismo, traiciones y malas administraciones de los emperadores y del senado y los enemigos externos. No he leído nada sobre el nulo desarrollo científico de los romanos.
El pueblo romano es uno de los mejores ejemplos de ingenieros que no se preocupan por conocer la razón de ser de las cosas. Para ellos no era importante hacer ciencia; con la tecnología bastaba. Y bastó durante mil años, diez siglos de conquistas militares y varias formas de gobierno para controlar toda la cuenca del Mediterráneo.
La mayoría de sus conocimientos provenían de los griegos y egipcios: los filósofos como Arquímides, y Ptolomeo, fueron quieres les dieron a los romanos los conocimientos para dominar tecnológicamente a los pueblos vecinos y, cuando esto no bastó, la respuesta fue copiar la tecnología de otros como en el caso de los barcos de Cartago.
Pero crear nuevo conocimiento no era algo que hicieran. En mil años de historia solo tuvieron un filósofo original: Cicerón. Todos los demás eran seguidores de Platón. Para hablar de pensadores, de científicos que observaran el Universo y trataran de interpretarlo es necesario ver hacia Egipto y la biblioteca de Alejandría, o a Grecia y sus escuelas de pensamiento. Ambas regiones eran parte del dominio romano, pero no tenían opinión sobre los asuntos de gobierno.
Creo que la falta de interés por algo parecido a la ciencia, a la búsqueda de conocimiento, fue lo que ocasionó la caída del Imperio. Esa falta de interés por resolver problemas que no tienen aplicación inmediata pero que, a la larga, hacen pensantes a las personas, fue la causa de que los senadores y emperadores no tuvieran forma de interpretar los sucesos que dieron pie a su caída.
¿Para qué hacer matemáticas si puedes construir puentes, acueductos y caminos eternos? Es cierto que las obras romanas bien pudieron seguir de pie hasta nuestros días. Si son ruinas, es por la acción de los hombres, no por fallas en su construcción. Pero hacer matemáticas te permite pensar en cualquier obra, no sólo en la que necesitas en el momento.
Es cierto que pedir que los romanos pensaran como científicos mil quinientos años antes de la Ilustración es demasiado. Pero pensar en que su caída se debió a la falta de previsión, a que las personas pensaban que Roma era la ciudad eterna, eso no es demasiado.
Los romanos no pudieron ver más allá de los problemas inmediatos porque desde sus orígenes no pensaron así. Cuando tuvieron enfrente problemas que los rebasaron sólo atinaron a dividir en dos su Imperio.
Tal vez con científicos, filósofos o pensadores como los de Alejandría asesorando al senado en Roma, la historia hubiera sido diferente. De entrada, no hubieran visto sólo los problemas inmediatos: hubieran visto todos los problemas posibles.
Escrito el 13 de Julio de 2014.
Nota al lector: Éste artículo debió publicarse el día de ayer pero problemas tecnológicos, laborales y el agotamiento lo impidieron.

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