miércoles, 21 de enero de 2015

Salvemos a los animales. ¿A cuáles?

Mucha gente busca salvar o, al menos, evitar el dolor de los animales. Buscan no tener o consumir productos que, para su elaboración, los hayan utilizado. Alegan que deben ser respetados, tienen derechos y debemos respetar estos derechos.
Esto me suena muy loable, en primera instancia. El problema es que no existe forma de que una especie animal, como el hombre, sobreviva en este planeta sin depredar. De hecho, no existe una especie, animales o vegetales, que para su sobrevivencia no utilice los recursos de otra especie. Tendrías que descender hasta los microbios, hasta algunas bacterias y algas para encontrar ahí una forma de vida que mantenga de recursos inorgánicos exclusivamente.
Los protectores de los animales argumentan que no son todos los animales los que tienen derechos. El problema ahora, es que no dan una regla clara a seguir sobre qué animales sí y cuáles no, tienen derechos. Cuando se habla de derechos de animales generalmente se habla de los derechos de los mamíferos, reptiles y aves. Pero se olvidan de muchos casos de parásitos del hombre que también son animales, se olvidan de algunos mamíferos, aves y reptiles y muchos insectos que depredan al hombre y se enfocan básicamente al mal trato que se les da a los animales de granja, a que se sacrifican con saña, al que se hagan corridas de toros o peleas de gallos. O se enfocan en los animales de compañía, perros y gatos, que sufren por el descuido de sus dueños. O en los animales cautivos en circos o zoológicos que sufren por el encierro y malos tratos.
Viendo esto último, empiezo a entender a qué animales tratan de defender estas personas. No son todos los animales, son aquellos animales con los que conviven, los animales que tienen alguna función, viven o tienen algún lugar en las ciudades. Esto explica, en parte, la diferencia de visiones de los defensores de los animales en las ciudades y, por ejemplo, la gente de campo. Una persona en el campo, bien puede pensar en matar una gallina para comer y no pasa nada. Bien pueden utilizar una vaca o un caballo para aprovechar sus recursos y nunca lo van a ver mal. En cambio, en las ciudades, los protectores de animales pueden alegar que siempre hay formas de sustituir los productos de los animales explotados por otros productos. La gente del campo no tiene esta opción.
Sin embargo, los defensores de los animales olvidan que para que ellos tengan estas opciones debió de haber alguien, otra persona que matara. Simple y llanamente, que matara. Cuando alegan que no se debe utilizar ropa de cuero, por ejemplo, se olvidan de que las telas sintéticas también matan animales. Matan animales cuando se explota el pozo petrolero, cuando se refina el petróleo, cuando se fabrican los tejidos sintéticos. Igual con los tejidos vegetales: un campo de algodón es un monocultivo donde se eliminó un ecosistema diverso. Además, los tejidos vegetales requieren de tratamientos que contaminan el ambiente. También olvidan que los animales no solamente mueren por su cuero, se matan animales para tener vacunas. Y esta gente quiere ignorar ello, pareciera que prefieren tener pandemias entre los humanos que sacrificar animales.
Puede ser que esta postura de los defensores de los animales radique en que la moral depende del medio en el que vives. Es decir, en las sociedades que viven en medios muy agresivos, la gente tiene una moral basada en el bien común. Trabajan para la sociedad; sabiendo que un solo individuo no va a poder vivir en ese ambiente, buscan trabajar en equipo. En cambio, en lugares en los que el medio es menos agresivo, donde hay recursos para todos, donde no es necesario el trabajo en equipo para la sobrevivencia, pues, entonces, la moral no obliga al bien común. Puede obligar al respeto a los demás, pero no al trabajo en equipo.
Este ejemplo me lleva a decir que la moral de los defensores de los animales sólo aplica a ellos. Cualquier otra persona que no viva en la sociedad y el estatus social de los defensores de los animales, llegará a conclusiones diferentes respecto a los animales.
Escrito el 18 de Agosto de 2013

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