Los minimalistas, ya mencionados anteriormente, se enfocan mucho en
decir que con su estilo de vida no se va a gastar dinero. Obvio,
porque no se van a comprar tantas cosas, y lo que compres será
barato porque estarán en un disco duro, a veces gratis por las
descargas de internet y a veces con un costo reducido porque ni la
persona ni la editorial tienen que imprimir.
Otro de sus argumentos es que entre menos cosas tengas, más ayudas
al ambiente. Esto último, para la literatura, es cuestionable: la
primera impresión es que tener muchos libros en un CD puede ser más
ecológico, pues este último ocupa menos espacio, y porque el costo
ecológico de la fabricación del CD es menor que el de la
fabricación de los cientos de libros de papel que pueda contener. El
gran problema aquí es que el CD como tal no se puede leer. Yo no
puedo leer un CD; necesito que la computadora lo lea y proyecte el
libro en la pantalla. Y entonces el problema es que la computadora sí
tiene un costo ecológico mayor al de los libros. Más aún, la
computadora la reemplazo cada tres o cuatro años, mientras que el
libro lo puedo leer durante décadas.
Además, si de lo que se trata es de beneficiar el ambiente, un libro
se puede prestar a muchas personas para su lectura. En cambio la
computadora frecuentemente tiene información que no se desea que
nadie más lea, de tal forma que no ando prestándosela a nadie.
Otra de las cosas que no consideran los promotores del minimalismo es
que la computadora genera costos ambientales durante la fabricación
(explotación de los recursos), durante el uso (consumo de
electricidad) y durante el desecho (basura electrónica difícilmente
reutilizable). En cambio el libro contamina durante la fabricación,
no durante el uso. Y durante el desecho se puede reutilizar o
reciclar.
En cuanto al cine y la música, desde que se empezó a vender discos,
casetes y CDs para la reproducción doméstica fue necesario el
aparato que leyera y llevara los sonidos a las bocinas o las imágenes
a las pantallas. Se puede pensar que una computadora es más
ecológica que los antiguos tornamesas y videocaseteras, pero queda
una duda: ¿Cuántas computadoras tiene una persona en su vida? Si
esto lo comparamos con el tornamesa que tuvieron nuestras abuelas
durante toda su vida entonces la laptop no se ve tan verde ni tan
ecológica.
Entonces, existen dos cuestiones diferentes dentro del movimiento
minimalista: por un lado las cosas materiales que nunca van a dejar
de ser así como la ropa, los muebles o las casas y por otro lado las
cosas que pueden ser digitales. Las cosas digitales tienen el gran
problema del cambio de computadora, de teléfono celular, de tablet,
y eso es lo que las hace poco ecológicas.
Bien dice el dicho: no todo lo que brilla es oro.
Escrito el 19 de Mayo de 2013.
Nota al lector: este
texto debió publicarse el 1 de enero de 2015, por problemas
relacionados con la fecha se publicó un día antes.
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